OpenRemote es un software de código abierto aplicable
al 'internet de las cosas' que podría servir para crear ciudades y
hogares más inteligentes.
La compra de varios aparatos domésticos conectados a internet, por ejemplo un termostato
inteligente, una cerradura
inteligente y unas persianas
inteligentes, supone, probablemente, que cada uno de ellos requiera una aplicación distinta para funcionar.
Sin embargo, el informático
Elier Ramirez
no lo hace así. En su casa, una aplicación de iPhone controla sus
luces, ventiladores, televisión y su equipo de música. A través de un
único botón puede apagar todas las luces y aparatos cuando sale de casa.
Ramirez pulsa el icono en forma de lámpara de su pantalla táctil, y
una versión real del aparato se apaga o se enciende en su apartamento,
del mismo modo que lo hace el icono. También ha instalado una función
que detecta su presencia en casa (para lo que comprueba si el usuario
está conectado o no a su red wifi doméstica) que puede encender las
luces automáticamente si está allí. Ramirez controla todo el montaje
desde un pequeño ordenador en su casa.
El software que hay detrás de toda esta interconectividad procede de una empresa llamada
OpenRemote,
que ha creado una plataforma de software de código abierto que sirve
para enlazar aparatos conectados a internet, lo que facilita el control
de todo tipo de dispositivos inteligentes domésticos, independientemente
de quién los haya fabricado. Además, la plataforma mejora la
automatización de acciones como la de bajar las persianas conectadas si
la temperatura detectada en el salón supera los 24 ºC.
Fundada en 2008 de forma conjunta entre el creador del servidor de
aplicaciones Java de código abierto JBoss, Marc Fleury, y Juha Lindfors,
OpenRemote ofrece una forma de controlar y automatizar todo tipo de
electrónica e iluminación doméstica sin tener que preocuparse por los
distintos protocolos de integración en distintos aparatos ni pagar por
un sistema personalizado. Esto es debido a que funciona en una amplia
gama de productos y protocolos distintos que aumenta según van apareciendo. Lo mejor de todo es que el software está disponible es gratuito.
El director de desarrollo de negocio de OpenRemote en Eindhoven
(Holanda), Pierre Kil, afirma que la empresa espera poder acabar creando
una plataforma común que los fabricantes aprovechen para hacer que toda
clase de productos de automatización doméstica sean más fáciles de
instalar y usar, y que funcionen juntos, independientemente de su
fabricante.
Cuando OpenRemote empezó, el denominado
internet de las cosas -en
el que dispositivos que tradicionalmente no están conectados, se
conectan a internet- era un concepto prácticamente desconocido, y los
smartphones
empezaban a ganar adeptos entre los consumidores. Era la primera época
de los iPhones y teléfonos Android; el iPad aún no se había lanzado. En
aquel momento, la automatización doméstica era cara y exigía grandes
cantidades de hardware exclusivo además de horas de instalación.
Ahora, existen dispositivos relativamente baratos como Twine, o WeMo de Belkin, capaces de conectar dispositivos
tontos a la web, y un número cada vez mayor de dispositivos conectados a internet, como el termostato inteligente
Nest,
que son fáciles de instalar y usar. Aún así, los distintos dispositivos
operan bajo una serie de protocolos -las reglas que siguen los
dispositivos a la hora de transmitir datos- diferentes.
A pesar de que el objetivo de OpenRemote no es directamente el
mercado de consumo, cuenta con una comunidad de usuarios individuales,
entre ellos Ramirez, que tiene su propio negocio de consultoría en
tecnología de la información en Virginia (EEUU) y lleva unos dos años
usando OpenRemote. Descubrió el software al buscar aplicaciones en su
iPad para controles remotos de automatización doméstica, y lo probó
después de darse cuenta de hasta qué punto era personalizable. De hecho,
el software incluye la posibilidad de construir su propia aplicación
remota con imágenes interactivas de las habitaciones de su casa.
"Tuve que echarle algunas horas y hacer pruebas pero, finalmente,
conseguí que funcionara bien", afirma. " Una vez que consigues que
funcione, es fácil añadir cosas nuevas".
Ramirez explica que sigue usando OpenRemote porque la empresa añade
continuamente nuevas opciones y soporte para nuevos protocolos. Pero
dado que es más un aficionado que un programador, reconoce que le
gustaría que fuese más sencillo para que el individuo medio, no
programador, pudiera instalarlo para empezar.
Aunque en su sitio web hay tutoriales, el usuario medio quizá no
encuentre OpenRemote fácil de instalar, además exige tener un servidor
en el que ejecutarlo. Los usuarios tienen que descargarse un controlador
de OpensRemote y después usar OpenRemote Designer en la web para
instalar los dispositivos a los que el controlador se debería conectar, y
decidir el aspecto de la interfaz de usuario. Una vez hecho eso, es
posible controlar los aparatos desde el ordenador, un teléfono
inteligente y una tableta con las aplicaciones OpenRemote para sistema
operativo Android o iOS.
En la actualidad, OpenRemote está centrado en crear un negocio
sostenible, algo que cree que puede lograr a través de la venta de su
licencia de su software a los fabricantes de dispositivos conectados.
Kil afirma que las integraciones en los productos están por llegar,
aunque no especifica cuándo será.
OpenRemote también ve oportunidades para ganar dinero más allá del
hogar proporcionando su software a las ciudades, que están cada vez más
interesadas en usar la tecnología para todo, desde la comunicación con
sus ciudadanos hasta el seguimiento del tráfico. El año pasado,
OpenRemote llevó a cabo una pequeña prueba en Eindhoven, con la
esperanza de usar la automatización y la participación colectiva para
hacer un seguimiento de una ciudad. Para ello se hicieron seguimientos
de la gente con cámaras, de los niveles de ruido, de los medios
sociales, y se usó una aplicación con la que la gente de la zona podía
evaluar la calidad del aire. Según Kil, su empresa está inmersa en un
proyecto a mayor escala en Eindhoven, y explica: "Si colocas cuatro
paredes alrededor de una ciudad, es como una gran habitación", afirma.
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